domingo, 13 de noviembre de 2016

TAIJI-QIGONG PARA NIÑOS EN EL PARQUE DEL ESTE





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TAI CHI CHUAN, QI GONG Y PSICOMOTRICIDAD INFANTIL


Josnil Rojas, septiembre 2016
Entre la porción más joven de nuestra población venezolana gozan de gran popularidad las artes marciales de tipo externo, como el karate y el judo, gracias a la existencia de cantidades de escuela, algunas de las cuales se han posicionado dentro de centros educativos privados, quedando en un plano poco conocido las de tipo interno, tales como el Tai Chi y el Qi gong. 

Aunque ambos tipos de artes marciales, externas e internas, tienen una repercusión importante en la psicomotricidad infantil y juvenil, el común de las personas considera que las de tipo interno son para ser practicadas solo por adultos, en especial por adultos mayores, ignorando los beneficios de estas prácticas entre los más pequeños. 

Las artes marciales externas o duras se focalizan en desarrollar la fuerza desde afuera hacia adentro, los movimientos rápidos y precisos, mientras que las artes marciales internas o suaves enfatizan el trabajo interno: control de la respiración y de la mente, la resistencia y manejo del flujo de la energía (Chi). 

Las artes marciales internas presentan un plus particular el cual ha permitido su consideración a la hora de atender diferentes tipos de alteraciones, a nivel físico, conductual y/o emocional  de niños y jóvenes, lo cual repercute en el bienestar integral de éstos. 

En el año 2015, investigadores del National Center for Health Statistics y del  National Institutes of Health reportaron que en los Estados Unidos de América (EEUU), entre los años 2007 y 2012, se registró un incremento significativo en el uso del Yoga, el Tai Chi o el Qi gong por parte de niños y jóvenes menores de 18 años de edad. Las estadísticas revelaron que en el año 2012 más de 900 mil niños empleaban la meditación como terapia complementaria, y que de estos 760 mil, es decir, el 80%, practicaban la meditación como parte del Yoga, el Tai Chi o el Qi gong; siendo este tipo de meditación en movimiento más común entre los niños que la meditación sola. 

En Suecia, año 2008, una maestra de primaria decidió desarrollar una intervención de tipo remedial para que sus 23 alumnos, entre los 7 y 9 años de edad, aprendieran a gestionar y reducir su estrés, y por lo tanto aumentar su bienestar. Para ello desarrolló un plan de práctica diaria de Qi gong durante cuatro meses. 

A corto plazo se apreció que los niños lograron centrarse en los ejercicios de Qi gong durante aproximadamente un minuto. Gradualmente pudieron aumentar el tiempo hasta alcanzar un máximo de 15 minutos por cada hora de clase. El ausentismo escolar se redujo de manera importante en comparación con el grupo control, disminuyeron los conflictos entre los niños y desaparecieron las quejas de los niños por dolores de estómago y de cabeza. Los hábitos de sueño mejoraron. Algunos niños que sólo eran capaces de trabajar sin interrupciones por no más de cinco minutos pudieron, después de una sesión de Qi gong, triplicar sus tiempos de concentración.

Los efectos logrados mes a mes por esta práctica se resumen a continuación:

Mes 1: Los niños estaban curiosos y con ganas, sin embargo, varios perdieron la concentración, iban al baño, se apartaban y conversaban entre ellos, mientras que otros se arrastraban en el suelo. Se decidió comenzar con ejercicios cortos, maestra y alumnos, en conjunto, decidieron empezar con 1 minuto de Qi gong, 2 minutos al día siguiente y así sucesivamente.

La mayoría de los niños tuvieron dificultad con el equilibrio, para hallar diferentes partes del cuerpo, con la coordinación y la percepción espacial. También se observó dificulta en ellos para comprender la diferencia entre estar tenso y estar relajado. Las dificultades eran más notorias entre  los alumnos más jóvenes con dificultades motoras debido a la edad y en aquellos niños que previamente ya evidenciaban dificultades en las habilidades motoras y en la concentración.

Mes 2: a finales del segundo mes alcanzaron los diez minutos por sesión. Los niños habían dejado de hacer caras y de reírse.

A los niños con dificultades de atención todavía les resultaba difícil mantener la concentración en los movimientos. Para remediar este problema, ellos podían intentar reposar en su espacio, colocando sus manos sobre el ombligo y cerrando los ojos. Esto funcionó y la tranquilidad comenzó a extenderse lentamente. Los niños también habían comenzado a solicitar sesiones de Qi gong y estaban dispuestos para que tuviera lugar todos los días.

En este segundo mes, llegaron a darse cuenta de la diferencia entre estar tenso y estar relajado. Aún presentaban dificultad en la consciencia de sí mismo y ni la coordinación ni la postura mostraron cambios.

Mes 3: los alumnos se mantenían completamente en silencio durante las sesiones, eran capaces de concentrarse en los movimientos, sus habilidades motoras habían mejorado considerablemente y podían cerrar sus ojos durante los ejercicios.

La calma que se logró en la sesiones de Qi gong se extendió al trabajo escolar ordinario. Las sesiones llegaron hasta aproximadamente 20 minutos por día.

Mes 4: los niños expresan que están contentos y orgullosos de saber Qi gong. Preguntan y quieren aprender más. Muchos niños usan el Qi gong de forma espontánea en el trabajo escolar, por ejemplo cuando no saben cómo resolver un problema de matemáticas. Conocen y usan ejercicios de afirmaciones positivas y de visualización. La duración de las sesiones es hasta 20 ó 30 minutos.

Las habilidades motoras de los niños mejoraron gradualmente mes a mes. Lograron progresos referidos a la conciencia de sí mismo, la dirección y las habilidades espaciales, la capacidad de cruzar la línea media del cuerpo, y la coordinación.

Gracias a los cambios en los patrones de postura y movimiento se redujeron las caídas, torceduras de tobillo y choques con los amiguitos durante el recreo. A través de la mejora de las funciones motoras, aumentó la confianza en sí mismo, así como la capacidad de participar en los juegos en igualdad de condiciones. Este maestro logró un ambiente amigable y armónico entre los niños durante las clases, en los pasillos de la escuela y durante los momentos de juegos.

Los hallazgos reportados en este estudio revelan la consideración del Tai Chi y del Qi gong como terapias remediales válidas a ser aplicadas en niños y jóvenes. Es decir, los beneficios que se pueden obtener a través de la práctica de estas disciplinas van más allá de lo recreativo.


El Tai chi y el Qi gong, dentro de nuestro mundo occidental, figuran para los Médicos y Psicólogos como terapias complementarias o alternativas, no así para los Psicomotricistas, quienes las reconocen como técnicas corporales útiles para afectar positivamente el funcionamiento psicomotor de la persona.

La psicomotricidad es una función humana que integra la actividad motriz y la actividad psíquica. Se modifica en el individuo a lo largo de todo su ciclo de vida, pasando de una etapa de evolución o desarrollo, desde el nacimiento hasta la pubertad, a una etapa de involución, durante la vejez.

Esta función se desarrolla gracias a mecanismos internos y a factores externos, lo que en Medicina Tradicional China (MTC) se denomina “Cielo anterior” y “Cielo posterior”, respectivamente. Los primeros corresponden a procesos físicos madurativos que obedecen a leyes biológicas y a la herencia, mientras que los segundos comprenden un conjunto de elementos provenientes del ambiente, como son la alimentación, la estimulación, el aprendizaje y las condiciones de vida.

El fin último del desarrollo psicomotor es el control del cuerpo, y esto ocurre cuando se logra un adecuado esquema corporal y tono muscular, independencia motriz, lateralización, movimientos coordinados, control respiratorio, equilibrio, estructuración espacial y estructuración temporal. Todo lo cual puede alcanzarse mediante la práctica del Tai Chi y del Qi gong.

Diversos autores del área de la Psicomotridad (PSM) han señalado que el cuerpo “se descubre”, “se construye”, no está dado, y para esto es fundamental el movimiento. A través del movimiento y la acción corporal se desarrolla la persona en su conjunto, en sus aspectos afectivos, cognitivos y conductuales.

Por la actividad corporal la persona:

  • Toma consciencia de su cuerpo llegando a identificar sus partes y sensaciones.


  • Aprende a utilizar el cuerpo e inhibir movimientos innecesarios.


  • Observa las consecuencias de sus acciones y partiendo de esta información las planifica y anticipa resultados.


  • Desarrolla sus capacidades mentales de análisis, síntesis, simbolización, abstracción y generalización. 


Tanto en la MTC como en la PSM, el Ser Humano es concebido como una totalidad, una unidad psicosomática. Ambas disciplinas coinciden en que el control del cuerpo conlleva al conocimiento y comprensión del mundo, al incremento de la seguridad en sí mismo, a tener una mejor actitud ante los semejantes y el entorno en general. El mejor momento para comenzar a desarrollar estas capacidades es en la infancia; en palabras de Ferraro (2003: 25), “…los niños tienen una percepción innata de la energía y también se hallan más cerca de la naturaleza y de las energías cósmicas que les rodean.” 

Bibliografía consultada
Black, L., Clarke, T., Barnes, P., Stussman, B. and Nahin, R. (2015). Use of Complementary Health Approaches Among Children Aged 4–17 Years in the United States: National Health Interview Survey, 2007–2012. National health statistics reports; n° 78. Hyattsville, MD: National Center for Health Statistics.
Brolin, G. (2008). Qigong in school. A study of the process in a primary school class that practiced
Qigong exercises daily during a school term. Recuperado en: http://www.chineng.be/images/docs/Onderzoek%20Qigong%20in%20school.pdf, el 29-08-2016.


Ferraro, D. (2000). Qigong para niños. España: Oniro.

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