miércoles, 5 de septiembre de 2018

DIARIOS DE LOS DANZANTES DE LA ENERGÍA (Septiembre)



"¡Ya hice 24 Yang, 36 Chen y abanico 52! Ahora cocino. Es lo único que no me molesta hacer de las tareas domésticas: ¡cocinar!"

Pedro Torres
01-09-18

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Una noche, entre los años 1997 y 1998, tuve un sueño muy particular en un momento histórico también particular. En lo personal cerraba ciclos y abría otros, entre esos, la escuela de Tai Chi a la que pertenecía de a poco estaba cerrando sus puertas, y como habitante de este país, mi lado consciente no veía lo que mi lado inconsciente sí.

Primera parte del sueño:

“Estaba en una avenida de Caracas esperando una camionetica que me llevara al Parque del Este, por supuesto, iba para practicar Tai Chi. Pasaba el tiempo y ninguna iba al parque, pasaban muchas camionetas pero ninguna para allá. Presto más atención y veo que todas, absolutamente TODAS iban AL MISMO lugar. Seguidamente, como en una pantalla de cine, veo calles sucias, gente en harapos de diferentes edades pidiendo dinero y comida, luego siguió otra imagen, un grifo del cual salían muchísimas monedas de oro cayendo en tinajas”.








Segunda parte del sueño:

“Ya estoy en el parque, son como las diez de la mañana, cielo azul, sol radiante y muchísima gente caminando de un lado al otro. Me acerco al jardín donde solía practicar y veo que hay personas que no conozco. Este grupo, numeroso por cierto, llevaban ropas típicas de los esquimales de Siberia. Formaban un círculo y estaban por comenzar una danza grupal. Me acerco curiosa y un hombre y una mujer me invitan a participar de la danza. Yo respondo que no, que no conozco su danza y ellos me responden: “nosotros te guiaremos”. Me metí en el círculo y comencé a danzar.


Pese al tiempo transcurrido no he podido olvidar ese sueño, con un componente positivo y uno negativo. Me gustaría decir que solo se cumplió la segunda parte, lo positivo, pero para todos es obvio que la primera también se materializó. Ya llevamos veinte años viendo como se desdibuja nuestro país.

Me alienta ver que, en medio de todas las malas noticias que recibimos a diario y ante tanta incertidumbre…, tengo a mi grupo de danzantes de la energía: Mis compañeros de Nei Waijia, sin estar vestidos de siberianos, conforman mi isla de bienestar. ¡Un gran abrazo!.
Anónimo
09-09-18

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"Saludos a todos los practicantes de las artes internas, estaba practicando Chen 18, con las últimas correcciones del profesor Roberto. ¡Feliz día! ¡Practiquemos!

Pedro Torres
17-09-18

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"Al comienzo, como -valga la redundancia- todo principiante de Tai Chi, quería aprender muy rápido. Como muchos, sentía que había empezado el arte muy tarde, y que tenía que apresurarme para recuperar el tiempo perdido. Hoy, cuando quizá se me considere algo más que una principiante, mi deseo es aprender muy lento, lo más lento posible. El Tai Chi no llegó tarde a mi vida: llegó cuando estuve preparada para practicarlo. De igual modo, quiero que el arte madure muy lentamente en mí, que se decante, que se macere, que se destile gota a gota. No quiero hacer Tai Chi de tal modo que se vea como algo forzado, como un fruto al que se le ha hecho madurar a destiempo. ¿Acaso hay peor traición al arte y a uno mismo que esa? Lo que el Tai Chi me susurra al corazón es otra cosa, una espera acrisolada, un flujo reposado, una entrega sosegada. ¡Oh Señor del Tai Chi Chuan! ¡Colma mi alma de entereza y calma! ¡Que pueda permear en todo mi ser la serenidad que ofreces, y se vea así templado y refinado por tu aliento misterioso!"

Beatriz
23-09-18

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